¿Sabías que en Chile hay cerca de 3,4 millones de adultos mayores de 60 años? ¡Así es, representan un impresionante 17% de la población! Pero aquí está la parte interesante: aproximadamente el 12% de ellos son profesionales con una vasta experiencia, una red de contactos sólida y el deseo genuino de aportar. Son individuos con tiempo de sobra para involucrarse en proyectos específicos y marcar la diferencia.
Ahora, déjame sorprenderte con algunos datos reveladores. Según una encuesta realizada por GFK en 2020, ¡el 63% de estos adultos mayores se declara feliz y el 65% se siente satisfecho con su vida! Entonces, definitivamente no estamos tratando con un grupo de personas quejumbrosas, negativas o tristes. Más bien, nos encontramos frente a individuos que han adquirido sabiduría para valorar lo que tienen.
Sin embargo, no todo es color de rosa. El mismo estudio reveló que el principal factor de felicidad para ellos es la libertad que experimentan, mientras que su jubilación es el principal aspecto de infelicidad. Entonces, ¿qué tal si encontramos una forma de unir ambos mundos?
¡Yo creo que sí es posible! Como sociedad, debemos abrir nuestras mentes y reconocer que los adultos mayores tienen mucho que aportar, no solo en el ámbito familiar, sino también en el laboral. Si logramos crear oportunidades lo suficientemente flexibles para que puedan combinar su aporte con sus deseos de libertad, todos saldremos ganando.
Imagina esto: los adultos mayores se sentirán útiles al aportar sus conocimientos y experiencias, obtendrán ingresos y se mantendrán vigentes en el mundo laboral. Por otro lado, las empresas y organizaciones que contraten sus servicios de manera flexible, tal vez por proyectos, se beneficiarán de su vasto conocimiento y del enriquecedor intercambio de experiencias intergeneracionales.
Hoy en día, existen proyectos de mentoría que incorporan la participación de adultos mayores en apoyo a emprendimientos. Aunque estas iniciativas son muy valiosas, considero que aún no abordan completamente la necesidad económica de estos adultos mayores.
Una sociedad sabia y amable sabe cómo aprovechar el conocimiento y la experiencia de sus mayores. No solo los acoge y les ofrece oportunidades más allá del asistencialismo o la recreación, sino que también los valora como activos invaluables. ¡Es hora de abrir las puertas y aprovechar al máximo el aporte de estos adultos profesionales con tanto que dar!
Recuerda: los años no solo traen arrugas, sino también una riqueza de sabiduría y experiencia que puede transformar nuestras vidas. Juntos, podemos construir una sociedad más inclusiva y enriquecedora para todas las generaciones.
